a_teitelbaum200913:17
10/06/2016
Es bueno
que se abra un debate sobre la política científica en Argentina. Lo más
objetivo posible.
El 27 de
abril, un grupo de diez investigadores le entregaron a Barañao un petitorio
firmado por 3422 integrantes del sistema científico en el que detallaban una
serie de puntos que estimaban "preocupantes"". No conocemos
el contenido del petitorio. Esperamos que no se refieran solamente a su
condiciones salariales y de subsidios sino también a la necesidad de establecer
una política científica en función del interés nacional.
Hubo tal
debate en los años 60-70 en torno a la interrelación entre la ciencia básica y
la aplicada y el papel de ambas en un
proyecto de desarrollo nacional profundamente transformador y con hondo
contenido social.
Es
imprescindible recomenzar ese debate ahora, no solo en la comunidad científica
sino en la sociedad en general.
Y también
se debe debatir sobre temas más inmediatos y urgentes, como, por ejemplo,
si se debe seguir permitiendo el uso del glifosato, prohibido en numerosos
países y también sobre los posibles efectos negativos para la salud de la
agricultura transgénica, en particular los productos destinados al consumo
directo por seres humanos, como la papa transgénica, etc.
En otros
terrenos cabe establecer la razonabilidad de algunos proyectos en curso y las
prioridades.
Por
ejemplo hace ya algunos años que se está trabajando en el proyecto de lanzador
de satélites Tronador, que se está cumpliendo varias etapas experimentales, con
cohetes de distintas envergaduras. Algunos lanzamientos tuvieron éxito, otros
no, pero ninguno estaba programado para llegar, ni llegó, a la estratósfera. Al
parecer, la altura máxima alcanzada hasta ahora ha sido de 20 kilómetros.
El
objetivo del Tronador II, que según se dice estará listo en 2020, es poder
lanzar satélites pequeños (de hasta 250 kilos) destinados a la observación de
la Tierra, monitoreo de emergencias o de recursos naturales e investigación.
La
tecnología de cohetes para poner satélites en órbita se está desarrollando
desde hace casi 80 años y en Argentina se trabaja – con un enorme gasto en
recursos humanos y financieros – como si se estuviera en el comienzo de dicha
tecnología.
Por otra
parte, con una inversión en recursos humanos y materiales muchísimo
menor, como resultado del trabajo de un pequeño grupo de
particulares, desde hace pocos días dos nanosatélites,
llamados « Fresco » y « Batata » se convirtieron en los
primeros en su tipo hechos en Argentina fueron lanzados desde China y que
son aptos para ofrecer servicios comerciales, específicamente para usos
aplicados a la agricultura. Fueron puestos en órbita por un lanzador chino.
Al
parecer, actualmente en el mundo solo la Unión Europea y nueve países cuentan con
lanzadores de satélites : Estados Unidos, Rusia, Japón, Unión
Europea, China, India, Israel, Irán, Corea del Norte y Corea del Sur.
Cabe
preguntarse entonces : en primer lugar si tienen sentido las
sucesivas costosas experiencias con el proyecto Tronador como si la tecnología
para el lanzamiento de cohetes satelitales no estuviera ampliamente
desarrollada ; en segundo lugar si tener cohetes satelitales es una prioridad para la Argentina
(los países europeos , disponiendo de muchos más medios que Argentina, sumaron
sin embargo sus recursos en la Agencia Espacial Europea para tener
un lanzador) y, en tercer lugar, si no es mucho más
económico fabricar satélites localmente para las necesidades del país y
ponerlos en órbita con lanzadores de otros países, como se ha hecho con
« Fresco y Batata » y antes con ARSAT.
Porque
pensamos que Argentina tiene otras prioridades, sobre todo en materia de infraestructuras básicas.
Por
ejemplo, la red ferroviaria que llegó a tener 47000 kilómetros ahora
tiene 30000, buena parte de ella en condiciones deplorables, lo mismo que la
red de carreteras que cuenta con sólo entre 1500 y 2000 kilómetros de autopistas, según las fuentes.
Faltan
escuelas, hospitales y en materia energética es prácticamente inexistente el
aprovechamiento de las energías eólica y solar, con un gigantesco potencial la
primera en la Patagonia y la segunda en el Norte del país.
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