lunes, 8 de agosto de 2016

CONICET / MACN : Parte IV. Trabajando toda una vida en el sótano del Museo Argentino de Ciencias Naturales. Conviviendo, el formol, el alcohol almacenado, con el frío, la humedad y la araña mas peligrosa de la Argentina.

Hugo P. Castello. Delegado ATE Parque Centenario (CONICET)

Olores nauseabundos en el  “comedor”

Hace unos pocos años se instaló un “salón comedor”, si se lo puede llamar así, en el Hall del subsuelo de Ictiología / Herpetología. Es un conjunto de mesas y sillas, con  ventilación hacia el jardín gracias a las ventanas existentes sobre la escalera.
Hay días de invierno que las ventanas son mantenidas cerradas por la humedad y el frío y hay momentos en que la atmósfera en ese “comedor” es irrespirable.
El olor a cloaca que inunda ese local lo torna irrespirable y poco recomendado para que funcione ahí un lugar para merendar.
Pocos saben de donde proviene ese olor, por momentos nauseabundo
A inicios de la década del 2000, una investigadora SINEP hizo construir un pequeño baño para damas, muy cerca de la puerta de vidrio que lleva al local existente debajo de la escalera de la entrada para el público (A. Gallardo 490)
El local usado para el baño era un depósito que se usaba para almacenar objetos en desuso. Como ella disponía de unos fondos, hizo que un albañil del plantel del museo montara el baño en cuestión.
Como conectar el inodoro a la cloaca mas profunda implicaba romper casi medio metro de piso, el albañil decidió hacer un conexión clandestina y prohibida por la reglamentación, conectando la descarga a los caños mas superficiales de descarga de la pìleta de ese baño, que al salir de ese baño recorre en forma transversal hacia otra pileta que existía pegada a la pared  externa de Ictiología. Contra esa pared había ahí un cuartito (Cuarto húmedo)  que estaba delimitado por estanterías de madera y vidrio y en su piso existen aun dos tapas de cloacas, una de superficie mas reducida y otra de mayor superficie.
Los bordes de esas tapas de cloacas estaban rotos y a través de ellos y del sumidero de la pileta se ventilaban los gases de ambas cloacas, la mas profunda  y la superficial.
En determinados momentos del año se acumulaban en una de ellas los deshechos provenientes del baño de mujeres, que para poder deslizarse hacia la cañería que corre por debajo de Ictiología,  deben sortear un desnivel en la cañería que retiene los deshechos mas sólidos. Y esa es la fuente de los olores nauseabundos. Ha pasado una década y media aproximadamente y nadie ha resuelto el problema.
Para colmo instalaron el “comedor” en el peor lugar.

La humedad
Como el subsuelo no esta ahora calefaccionado como estaba gracias a las calderas al momento de la inauguración del  edifico del MACN en 1937, la humedad del jardín que rodea a Ictiología y otros laboratorios, penetra por las ventanas de hierro, cuyos sistemas de apertura y cierre están obsoletos y cierran en forma inadecuada. Al eliminar las estufas de gas y los anafes que se usaron durante décadas, sin incidente alguno hasta el año 2005, la humedad se hace sentir, sobretodo en el invierno y en especial en los días de verano a eso de las 14.00 cuando el sol levanta la humedad del jardín. Los viejos extractores de aire  tampoco sirven para ventilar adecuadamente las oficinas, laboratorios y colecciones. Años atrás durante  el verano se evaporaba el formol y el alcohol de las botellas que hacia que cualquiera que entraba a Ictiología detectara el gas en el aire. Los empleados ya estábamos algo acostumbrados a respirar esos gases, aunque otros solicitaron el cambio a oficinas  en los pisos superiores.

Las fumigaciones mensuales  en el subsuelo del Museo
Las  intoxicaciones por fumigación de personal  del MACN que se desempeña en el subsuelo del edificio han vuelto a centrar el foco en lo inadecuado  de sus estaciones de trabajo.
En los  año 2014 y 2016 se han registrado en dos oportunidades afectación de empleados que los llevo a consulta médica y tratamiento posterior  vinculados al hecho del contacto con el fumigante utilizado en el control de pestes de las colecciones.
Los afectados se desempeñaban en las áreas de paleobotánica, paleovertebrados  e invertebrados.
Mas allá de si se han cumplido las normas  en cuanto al fumigante utilizado y/o  la presencia de personal  en el lugar de trabajo antes del lapso de tiempo establecido de ventilación, debe puntualizarse:
Que el subsuelo no cuenta con la ventilación necesaria ni aparatos de extracción mecánica.
Que el subsuelo no cuenta con adecuada climatización frio calor que  mantenga el confort en la jornada laboral.
Que el subsuelo mantiene condiciones no ergonómicas de trabajo como inadecuada iluminación y, condiciones insalubres de temperatura y humedad.
Que inicialmente el subsuelo fue construido y planificado como espacio para alojar las colecciones y no para laboratorios y/o unidades de trabajo.
Que transitoriamente  al no ser construido el edificio destinado a laboratorios y planificado en 1937, los investigadores comenzaron a desarrollar sus tareas en las mismas áreas donde se almacenaban las colecciones, y con la carencia de espacio y llegada de más personal lo transitorio se transformo en definitivo.
Que como corolario de lo antedicho, la necesidad de conservación preservación de las colecciones obliga por el momento y ante la carencia de otros medios de control de pestes  a las fumigaciones periódicas.
Que el riesgo de intoxicación del personal se debe a dos factores principales a saber:
1)      La carencia de medios de ventilación suficientes y adecuados en el área de las colecciones.
2)      El hecho que los científicos y técnicos transcurran su jornada laboral en la misma área donde se almacenan las colecciones a causa de un problema critico de espacios.

Conclusión

El subsuelo del MACN no es un lugar adecuado desde el punto de vista de la salud laboral para que los científicos, técnicos y becarios convivan rodeados de las colecciones en alcohol o taxidermizadas
El frío durante el invierno, el calor  durante el verano, los olores nauseabundos en el comedor, la humedad y la falta de luz natural todo el año, la falta de aparatos para refrigeración o calefacción, la presencia de la “araña reclusa” y las fumigaciones mensuales de las colecciones y oficinas  para matar las plagas de insectos, han tornado el subsuelo en un lugar muy desagradable para trabajar y también peligroso para la salud 
Para aquellos que no lo conocen, el subsuelo del Museo Argentino de Ciencias Naturales.” B. Rivadavia”  (MACN) alberga las colecciones y laboratorios de las Divisiones de peces (Ictiología), Reptiles y anfibios (Herpetología), Mamíferos (Mastozoología), fósiles de Vertebrados (Paleovertebrados), fósiles de Botánica  (Paleobotánica), Fósiles de Invertebrados  e Invertebrados. En esos laboratorios trabajan  investigan y conviven junto con las colecciones científicas, decenas de becarios, técnicos e  Investigadores de la Carrera del Investigador Científico del CONICET junto con técnicos y Profesionales del SINEP.

El uso del Formol
Durante décadas conviví al lado de botellas y de recipientes de PVC, mal tapados que alojanban parte de las colección de peces y rayas de agua dulce fijados con formol diluido. En  numerosas oportunidades me tocó secar  con la mano y un trapo derrames accidentales de formol puro (al 40%) que me hacían lagrimear, toser y moquear  por la seria irritación que causaba en los pulmones el formol que se evaporaba rápidamente, todo ello sin saber que el formol es considerado por la OMS  (Organización Mundial de la Salud) como un agente cancerigeno altamente peligroso y que en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA figura como droga prohibida en el Manual de Seguridad e Higiene.
Todavía ahora estamos esperando que las autoridades del MACN preparen un folleto semejante y que alerten  sobre el riesgo cancerigeno del formol.
Cuántas botellas quedan aun con formol en las colecciones de Ictiología, Herpetología y Mastozoología, lo desconocemos. Nos han informado que en la colección de Mamíferos se estaban hirviendo dentro de  los laboratorios restos formolizados de pequeños mamíferos que se han deteriorado y de los que desean rescatar el esqueleto. Cuando los hierven, el formol se ventea dentro del espacio de Mastozoología y pasa a los laboratorios vecinos.

El uso del Alcohol etílico (o Etanol)
Ya desde antes del 2005 en Ictiología se usaba el alcohol etílico para fijar los peces de la colección y las latas de 20 litros se almacenaban,  violando  lo estipulado por la reglamentación de Seguridad  e Higiene en el Trabajo existente a nivel nacional (Ley 19587) en un pequeño cuarto de las antiguas calderas para calefacción al pie de la única escalera del hall (Ictiología-Herpetología) que permite llegar a la Planta Baja y a la puerta de A. Gallardo 490.
En el año 2005 la Asociación de Amigos del MACN denunció el serio riesgo de incendio que corría el MACN por la existencia de nichos hidrantes clausurados por carteleras, muebles o por tener resecas e inoperables las mangueras de incendio o la falta de las boquillas de bronce de las mismas. Además no se sabía si existía la suficiente presión de agua para poder operar las mangueras en caso de incendio.
Entre otras denuncias se le informó al  entonces subdirector del MACN, Dr. Pablo Tubaro, de la existencia de un depósito ilegal de 200 litros de alcohol etílico en el antiguo cuarto de las calderas, quien inmediatamente dio la orden de trasladar el alcohol a una casita en el jardín del museo. Años más tarde se supo que las viejas calderas de calefacción del museo, guardaban aun centenares de litros de fuel oil que nunca había sido retirados al momento de abandonar su uso. En ese pequeño cuarto donde estaba el alcohol se extrajeron años más tarde, más de 100 litros de fuel oil, y el cuarto se usó hasta el 2005 junto con el alcohol, para guardar además cajas de cartón vacías y otros papeles. Todo ello una mezcla ideal para un incendio y explosión  al pie de la única escalera. (Ver partes I, II y III).

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