7/02/2017 - 01:00 Clarin.com
Cambios en la politica de becas del
organismo
Para 2018 habrá 450 cupos y reservarán el
50 por ciento para los “temas estratégicos” y de tecnología.
50 por ciento para los “temas estratégicos” y de tecnología.
"Contrarrestar
la instalación de una afirmación de cinco palabras que dice que hay 500
despidos
en
Conicet es muy difícil. La explicación es muy larga y suena a sanata”. La frase
la dijo ayer el
presidente
de ese organismo, Alejandro Ceccato, en una charla de dos horas y media con
periodistas.
La convocó el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, que aseguró:
“Hace
falta
un cambio cultural en la ciencia, con más orientación a la producción y el
trabajo. Ahora
las
comisiones evaluadoras sólo valoran la publicación de papers en el exterior”.
Mientras los funcionarios buscan
resolver el conflicto que a fines del año pasado derivó en la toma del
ministerio por una semana, anunciaron cambios en la política del Conicet. Y en
un tema sensible, como es el perfil de los investigadores: para los que
apliquen este año (e ingresen en 2018) habrá un cupo de 450 becas y la mitad
será para los “temas estratégicos para el país y el desarrollo de tecnología”.
La convocatoria abre el próximo lunes.
Los “temas estratégicos” están
delineados en el Plan Argentina Innovadora 2020. Y disparan otro cortocircuito:
“Las ciencias sociales tienen pocos temas estratégicos y los que trabajan en
esas áreas se van a ver perjudicados”, cree Lucía Maffey, de la agrupación
Jóvenes Científicos Precarizados, que en diciembre motorizó la toma en Godoy
Cruz 2320.
Las áreas estratégicas prioritarias son
agroindustria, energía, salud, medio ambiente y tecnología social. Los temas
van desde la producción de alimentos, la agricultura familiar y los recursos
oceánicos hasta el uso racional de la energía, tecnologías para el petróleo y
gas, autopartes y motopartes, nuevos materiales para logística y transporte,
impresión 3D, microelectrónica y equipamiento médico. También incluye sistemas
de datos asociados al cambio climático, manejo de recursos hídricos, nuevos
recursos para la educación y seguridad ciudadana, entre otros.
La otra mitad de las becas de
investigador se destinará a “grandes áreas de conocimiento”, donde entra la
ciencia básica en sus diferentes disciplinas. Otra novedad anunciada ayer es
que el 30 por ciento de las becas deberá otorgarse a científicos que trabajan
en áreas geográficas “no centrales del país”.
Una de las deudas sigue siendo la
inversión privada en investigación. Por eso, prometen que a partir de ahora
habrá un trabajo desde el Conicet “empresa por empresa” para buscar insertar a
científicos doctorados en el sector productivo. Ceccato dio un ejemplo del
divorcio entre la investigación y el mercado. “Desde fines de los ‘90 existe un
programa para que las empresas contraten investigadores. El sueldo lo pagamos
nosotros con las becas y ellos tienen que darles sólo un plus del 50% de ese
monto. Actualmente, apenas 10 de los 10 mil investigadores del Conicet están
trabajando en este programa”.
Barañao y Ceccato creen que la ciencia
arrastra un mal manejo de los criterios para evaluar a los futuros científicos
argentinos y, según dicen, buscan un nuevo orden acorde a las necesidades
productivas y sociales. A su vez advierten que “el momento histórico es otro a
aquel en el que se lanzó el Plan Argentina Innovadora 2020” (marzo de 2013)
cuando el objetivo era llevar a 14 mil el número de investigadores. Hoy es de
10.036.
“Llegaremos a ese número pero de manera
sustentable”, afirmó Barañao, que fue ministro de Ciencia del kirchnerismo y el
único sobreviviente de aquel gabinete en el del macrismo. Sorteó incluso la
reciente puja con el Gobierno en la que se definió el presupuesto para el área,
cuando su continuidad pendió de un hilo.
Lo urgente, en los próximos meses, será
la reubicación de los 500 aspirantes a la carrera de investigador que se
quedaron sin cupo en el Conicet, a los que como solución transitoria les
extendieron un año las becas posdoctorales. “Ya estamos en conversaciones con
organismos como el INTI, el INTA y el Instituto del Agua para que se
incorporen”, dijo Barañao. Pero según Maffey, “no hay precisiones sobre esos
contratos, significa una menor estabilidad laboral y con nieveles salariales
más bajos".
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