lunes, 26 de diciembre de 2016

CONICET: El Presidente del CONICET Dr. Alejandro Ceccatto se habría salido con la suya en la resolución del conflicto con los “científicos precarizados”.

Hugo P. Castello

Las actuales autoridades han manifestado previamente que “El Conicet tiene una tasa de crecimiento limitada, no puede tomar a todos, todos los años".

La semana pasada se conoció la resolución del conflicto planteado con los 489  “jóvenes científicos precarizados del CONICET que habiendo sido seleccionados para ingresar a la carrera del Investigador Científico no podían ingresar a la misma por falta de presupuesto.
La solución, ya conocida por todos, fue la de prorrogar las becas de los 489 científicos hasta Diciembre del 2017 con la condición de cada caso será tratado en forma individual  y se tratará de reubicarlos en otras instituciones científicas como la CONEA, Universidades, etc.
La primera pregunta que surge es: ¿Disponía el CONICET de los fondos necesarios para la prórroga de esas 489 becas? o ¿consiguió Barañao en Olivos, el sábado 24 de Diciembre de parte del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, los fondos para afrontar ese compromiso?
La respuesta no queda clara, pero detrás de esa solución queda flotando otra pregunta:
¿Es la nueva política del Dr. Alejandro Ceccatto la de ir reduciendo el ingreso a Carrera del Investigador, ya que a su criterio el CONICET está sobredimensionado?

La eficiencia administrativa del CONICET, no es la adecuada. A pesar de la creación de las OCA´s en Capital Federal y de la descentralización en el interior con la creación de los CCT´s  no ha redundado en mayor agilidad y mayor eficiencia en el vínculo entre los científicos y  los administrativos como tampoco en el trato con el personal de Carrera de Apoyo y los becarios.
 El sistema se ha tornado redundante, no sólo hay que llenar extensos formularios online sino que además hay que imprimirlos, firmarlos y entregarlos en las mesas de entrada. 
O sea el sistema online no ha agilizado los trámites, ya que muchas veces el sistema está saturado y se producen muchos errores.
La entrada masiva de personal administrativo SINEP contratados bajo el artículo 9 en los años 2014-16 no ha mejorado para nada esta situación.
La segunda pregunta que uno debe hacerse es ¿ por qué Ceccatto y Barañao desean traspasar a los prorrogados  a otras instituciones científicas?
De parte de las autoridades  no ha habido una respuesta clara al respecto y uno puede  lanzar varias hipótesis.
Una de ellas sería que el  Directorio del CONICET no sólo no dispone de los fondos para abonar el salario de cada investigador recién incorporado a la Carrera, sino que además carece de los medios para construir nuevos laboratorios, dotarlo de los fondos para comprar instrumental, otorgarles subsidios para investigación y quizás nombrar algún CPA o becarios para trabajar bajo la dirección de ese joven científico. Es muy probable  que cada nuevo científico le cueste al CONICET mas de un millón de pesos por año,, pero esta cifra sea meramente especulativa, ya que el Directorio jamás esclareció algo al respecto.
Otra hipótesis es que  muy pocos de los 489 prorrogados hayan aplicado para desempeñarse en otras instituciones científicas ajenas a la estructura del CONICET.
Si el "prorrogado" aceptara incorporarse a una universidad o a la CONEA, INIDEP, etc., el costo salarial para el CONICET sería mucho menor, ya que el grueso del salario provendría de otras líneas presupuestarias. Si el prorrogado fuera aceptado por la industria, algo bastante improbable en el momento actual, el estado gastaría poco y nada y se cumpliría el deseo de una mayor interacción entre la ciencia y la industria.
El CONICET es víctima de su propia política, nombra miles de becarios porque es el sistema más económico de financiar a los más de 200 institutos que dependen de su órbita, pero cuando éstos se doctoran y desean entrar a la Carrera del Investigador, el propio organismo no puede incorporarlos.
De las nuevas universidades que han prosperado en el conurbano bonaerense, muy pocas de ellas cuentan con  los laboratorios   de investigación. La mayoría dicta las carreras tradicionales, como  abogacía, economía, ciencias sociales, etc.
Como la industria no practica “investigación y desarrollo” porque las mentalidad de los industriales argentinos es algo arcaica y prevendaria del gobierno de turno, la mayoría de los doctores recién formados y ex becarios no encuentran donde insertarse, y no encuentran mejor solución que quedarse dentro del “techo protector” del CONICET.
La gran cantidad de becarios doctorados, apoyados durante muchos año por las becas del CONICET trae como resultado una frustración masiva que se manifestó, como lo pudimos apreciar en la toma de la sede central del MINCyT, con el apoyo de agrupaciones de izquierda que aprovecharon para apuntarse lo que creen fue un tanto en contra del gobierno.
Sin embargo y con el tiempo se podría decir  que el Presidente del CONICET, Dr. Alejandro Ceccatto se habría salido con la suya en la resolución del conflicto con los “científicos precarizados”, pero sólo el tiempo dirá quién fue el real ganador en esta disputa.

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