Nora Bar, La Nacion:
18/10/2016
Se discute esta semana en el Congreso; implica una
reducción del 30%.
Damián Bikiel, investigador especializado en química ambiental, y su mujer,
Cynthia, ecóloga, regresaron al país en marzo con un bebe de cuatro meses
después de estadías en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y en
Harvard.
Pero ahora están inquietos. El recorte de más de 30% en el proyecto de
presupuesto para la ciencia que esta semana empieza a discutirse en el Congreso
les hace entrever un futuro problemático. Por primera vez desde la creación del
Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, su partida se reduce
en términos absolutos en casi 1000 millones de pesos, y las combinadas para el
ministerio, la Conae y la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica
(Anpcyt) pasan de representar el 0,7% del PBI al 0,59%.
Más allá de su posición ideológica o política, todo el espectro de la
comunidad científica está en alerta. El Consejo Directivo de la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de la UBA elevó un petitorio a ambas cámaras,
titulado "Defendamos la ciencia argentina", que ayer sumaba casi
28.000 adhesiones. En el documento, solicitan "la modificación del
proyecto de ley para garantizar la continuidad de los programas, el
funcionamiento de los centros de investigación y la recomposición de los
salarios de investigadores, becarios y personal de apoyo".
"Si todo es más caro, pero el presupuesto se reduce, hay algo que no
está funcionando bien", resume con sencillez Bikiel.
"Esto es así, los números fueron analizados por gente que sabe sacar
cuentas -dijo el ministro Lino Barañao-. Me parece un hecho positivo que por
primera vez se analice minuciosamente el presupuesto nacional y el de ciencia
en particular. Pero del presupuesto formal a lo que finalmente ocurre hay una
distancia. Estamos preocupados, pero no angustiados."
El miércoles pasado, Luis Baraldo, vicedecano de Exactas/UBA, y otros
directivos de la facultad, el grupo Ciencia y Técnica Argentinas (CyTA) y
Científicos Autoconvocados dieron una conferencia de prensa en el Salón Illia
del Congreso para alertar sobre este problema. "Estamos hablando con
legisladores de todos los bloques -destaca Baraldo-. Lo que pedimos es que
nuestra área siga teniendo el mismo peso que tenía: el 0,7% del PBI."
También el Encuentro Permanente de Asociaciones Científicas (EPAC), una
sociedad civil que agrupa a alrededor de 40 sociedades con miembros de todas
las posturas políticas, presentó una nota al ministro Barañao para expresar su
preocupación.
"En este momento, el presupuesto operativo está concentrado casi
exclusivamente en salarios -explica la física Susana Hernández, profesora
emérita de la UBA, vicepresidenta de la Asociación Argentina para el Progreso
de la Ciencia (AAPC) y coordinadora del EPAC-. Somos conscientes de que hay
reducción presupuestaria en todos los ministerios, pero esto va en contra de
las promesas de campaña: elevar la inversión en ciencia y tecnología al 1,5%
del PBI."
La primera voz de alarma vino de un riguroso análisis de la evolución del
presupuesto para el Mincyt, el Conicet y la Conea entre 2009 y 2016 realizado sobre
datos públicos por el nanotecnólogo Fernando Stefani (puede consultarse en
Internet). El estudio revela la reducción, en el valor real y en fracción del
gasto total. "Esto contradice los considerandos del proyecto de ley, que
destacan la importancia estratégica de la ciencia y la tecnología -subraya
Stefani-. Es cierto que todos los años los presupuestos se corrigieron durante
la ejecución, pero aquí estamos hablando de un recorte programado. El
presupuesto enviado es de $ 13.900 millones, mientras que lo mínimo necesario
para mantener el sistema funcionando es de 19.700 millones, y esto sin ninguna
mejora de las becas y salarios. La peor consecuencia de los recortes de este
estilo ya la experimentamos: es la fuga de cerebros. Se genera una selección negativa
donde los más jóvenes (que tienen menos lazos) y los más brillantes (que
consiguen las mejores oportunidades primero) dejan el país para generar
conocimiento en el extranjero."
"Para generar productos aplicables y de transferencia, se necesita
continuidad -coincide el inmunólogo Gabriel Rabinovich-. Una reducción
sustancial del presupuesto podría tener como consecuencia la discontinuidad
indiscriminada de proyectos centrales y críticos para el país y problemas en la
formación de recursos humanos de calidad, lo cual ya sabemos que implica a
futuro el exilio de científicos. Confío en que se revierta esta
propuesta."
"Yo viví la ciencia en los 90 como estudiante, en los 2000 haciendo mi
doctorado y en la última década como investigador -dice el neurocientífico
Pedro Bekinschtein-. Si bien no esperaba un aumento del presupuesto para el año
que viene, dadas las promesas de campaña tampoco pensé que se iba a reducir.
Espero que se respete la idea de que la ciencia es una política de Estado y no
depende del gobierno de turno."
"Estoy muy preocupado, como muchos colegas, porque el presupuesto
total sigue bajando en términos relativos -dice también el nanotecnólogo Galo
Soler Illia, de la Universidad de San Martín-. Es particularmente preocupante
el tema Agencia de Promoción Científica, porque son fondos que van a financiar
subsidios de investigación, necesarios para el avance científico. Sin embargo,
no soy tan pesimista por tres motivos: a) hay que ver cómo se ejecutan ciertos
créditos externos, b) hay que tener en cuenta que creció significativamente el
presupuesto de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de
Educación, c) aún queda mucho por discutir en las cámaras."
Soler Illia añade que "es fundamental no perder de vista que en estos
años se generaron valiosísimos recursos humanos y que en gran parte están
listos para transferir tecnología e innovación. Sería un suicidio perder este
plantel calificado. Por último, aún queda pendiente que el sector privado, en
el que este gobierno tanto confía, invierta en las oportunidades que la brindan
la ciencia y la tecnología en el país."
Barañao pone paños fríos a la preocupación: "Finalmente lo que cuenta
es lo que se ejecuta a lo largo del año. Estamos hablando de modificaciones del
orden del 0,1 o 0,15% del presupuesto total, algo que está dentro de las
variaciones esperables. Yo reitero mi compromiso de defender esto que hemos
construido no sólo para los científicos, sino también para el país. Tengo
además el respaldo del propio Presidente de priorizar el área".
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